domingo, 25 de enero de 2009

Humanidad

Cuando desperté y me di cuenta que tenía pies; me asusté. Los tenía puestos, unidos al resto de mi cuerpo, listos para andar. Asumí que no debía levantarme aún. Preferí volver a recostarme y esperar a que desaparecieran. No sé cuánto pueda tardar, llevo ya algún tiempo y siguen ahí. No me importa, confío en mi teoría de la evolución.


J.V.R.

2 comentarios:

Capitan Juana Sparrow dijo...

Quiza asi perdimos las alas... simplemente un dia nos sorprendimos de tenerlas... y nos negamos a volar.

Felicidades por el Blog!!!

José Vieyra dijo...

Está en nosotros el comenzar a andar. ¡Gracias por tu comentario y por leernos! Saludos.