martes, 5 de mayo de 2009

Cuando un panqué ordena… con el cariño de siempre


por José Vieyra Rodríguez


“[El superyó] es el monumento recordatorio de la endeblez y dependencia en que el yo se encontró en el pasado, y mantiene su imperio aun sobre el yo maduro. Así como el niño estaba compelido a obedecer a sus progenitores, de la misma manera el yo se somete al imperativo categórico de su superyó.”
Sigmund Freud

“La gran paradoja es que el deber de nuestros días no impone la obediencia y el sacrificio, sino más bien el goce y la buena vida. Y quizá se trate de un mandato mucho más cruel. Probablemente el discurso psicoanalítico es el único que hoy propone la máxima: gozar no es obligatorio, te está permitido no gozar’”
Slavoj Zizek



Algunos días atrás, mientras estaba en la tienda comprando unos cigarrillos, pensé en también llevar un pan dulce además del respectivo litro de leche para el desayuno del día siguiente. Así es que tomé un panqué de nuez de la marca Bimbo y el correspondiente litro de leche Lala (cual debe ser), además de pedir unos Camel 14’.

Al día siguiente al levantarme, recordé mi inteligente decisión del pan dulce y leche, así que me dirigí a la cocina, me serví un vaso y abrí el pan. Al terminar de comer, intenté cerrar con la envoltura lo que aún quedaba de panqué, al hacerlo me di cuenta que por fuera de la envoltura decía “Ahora panqué te da más panqué, ¡participa!” Cual niño pequeño, no me pude resistir a la tentación (creada) y no sólo abrí de nuevo el panqué, sino que rompí la envoltura para encontrar al reverso las palabras: “Sigue participando”.

Al decepcionarme, una voz interna me decía “estúpido, realmente creías que ganarías, es tan sólo mercadotecnia”, lo que el viejo Freud denominaba superyó, es la instancia crítica que juzga al sujeto y condena severamente al yo. Sin embargo, basta retroceder un poco en toda esta anécdota para encontrar también al superyó materno, el que me dijo que participara en algo que ni siquiera conocía, que me impuso el deseo de querer más panqué, ¡gratis!

Slavoj Zizek en varios momentos menciona que este superyó es aún peor que el que describe Freud, pues mientras el primero imponía prohibición o mandato, este segundo, el superyó materno (el que prevalece actualmente a nivel social), lo que impone es el ¡goce! En mi caso, primero me hizo querer más panqué (ya estaba satisfecho con el que había comido, ¡pero aún así quería más!) y no sólo eso, al encontrarme con la decepcionante realidad al no haber ganado, me impuso una consigna, al más puro imperativo categórico: “Sigue participando”. No encontré el amigable “Gracias por participar” que recuerdo haber leído alguna ocasión, tampoco el falso optimismo de “Suerte para la próxima” o menos el frío “Envoltura no ganadora”, me encontré frente al mandato materno de goce, ¡Sigue participando! ¡Hasta que ganes! ¡Quieres ganar! ¡Sigue, sigue, sigue! (cual diálogo de película pornográfica que supone un goce excesivo aun cuando esté ausente).

Ahora recuerdo el antiguo eslogan de Bimbo: “Con el cariño de siempre”. Así es, en la actualidad después de ordenarte descaradamente qué es lo que deseas y debes hacer; "tú no puedes ser un perdedor, compra hasta que seas un ganador", pero te recuerdan; es con el cariño de siempre.

El mercado impone la demanda, lo que quiero, y además con el mandato de gozar y no ser cualquiera, por eso, ante esto, quizá sería pertinente plantearnos la posibilidad de no querer estar bien siempre, no necesariamente ser triunfadores, ganadores, exitosos, sanos… ¿y qué si no quiero?

4 comentarios:

Ricardo Rodríguez dijo...

Hey José Alberto! ¿No se supone que somos los que decimos qué hacer y no lo hacemos :P? Obviamente la parte difícil de cualquier ideología es llevarla a cabo, vivirla en carne propia (o impropia, según sea el caso), pero aqui la cuestión para mí es que todos tenemos esa necesidad de estar bien tanto como esa necesidad de estar mal, de estar agrios, agüitados e irritados y curiosamente la idea comercial-mercadologa-capitalista-consumista (sigue aqui ensartando tantos adjetivos descalificativos puedas idear) es que SIEMPRE debemos estar bien. Cosa absolutamente contra natura. A mi lo que me agrada y preocupa a la vez es el slogan de los Gansitos, con esos no ganas, pero siempre está la imperativa de "¡RECUERDAME!" y no hay MEV que nos salve...

José Vieyra dijo...

José Alberto: El psicoanálisis es necesario llevarlo a la vida diaria, como lo hizo Freud, sino, no es más que una teoría caduca, me alegra que te haya agradado la propuesta de la cotidianidad.

En cuanto a los estudios de mercado, he tenido la oportunidad de participar en tres o cuatro, (por cierto un requisito para participar es no ser psicólogo, admito mi falta de honestidad ahí) y me dieron mucho qué pensar, ya escribiré algo al respecto, pues como te das cuenta, los comerciales y mercadotecnia dan mucho para hablar (tengo otros escritos aquí mismo sobre AXE y Tecate).

En cuanto al comentario final, por supuesto, mi elección nunca podrá ser totalmente autónoma y propia, sin embargo la apuesta es a intentar no caer en las garras de hacer todo lo que te digan, ¡sólo porque sí! La enajenación del sujeto.

En la clínica podemos ver que muchos quienes acuden a consulta es por no estar viviendo como supuestamente deberían, ahora por ejemplo hay muchas depresiones sin motivo aparente, pero van a consulta diciendo que no pueden gozar como deberían, por supuesto esto es un sufrimiento, igualmente se juzga y condena el propio sujeto. En un primer momento seria adecuado entonces al menos dar la posibilidad al sujeto a poder expresar su sufrir en un sitio, aun cuando sea un consultorio, y a autorizarlo (si así lo quiere, pues a veces parece que a eso se acude) a no necesariamente hacer tal o cual cosa, "lo que debería ser", esto por ejemplo se opone a lo que muchas terapias psicológicas hacen al suponer cuál es el bien para todos. Obviamente esto también da mucho para hablar.

Obviamente, mi propuesta no da fórmulas, es sólo lanzar la pregunta a la individualidad, pero por ejemplo, que critique esto no significa que deje de comer panqués, pues quien se desencadena del gran juego social simplemente es relegado o excluido ¿pero qué posibilidades tengo ante mí a todo esto? No puedo ir en contra de todo, sería imposible.

Ricardo: Olvidaba la consigna de gansito, pero veo que tú "la recuerdas", ¿cuántos imperativos claros más habrá? Sería interesante revisarlo.

Saludos

Ricardo Rodríguez dijo...

Pues por lo pronto me viene a la mente "Y esto es tooooodos los días" (que dicho como queja, puede también interpretarse como una órden), también pienso un tanto en el "Todo está dicho" de B&H, que resulta peculiarmente curioso que una campaña mercadotécnica nos indique sí ya terminamos o no de decir, no solamente se establecen órdenes, sino lineamientos a seguir y en casos como el de Tecate, hasta se cubren las espaldas con un ambigüísimo "POR TI" (que en las calles de Estados Unidos se puede leer en algunos panorámicos bastante malos). Muchas canciones inclusive nos dicen "SE BAILA ASÍ" y si lo bailas de otra manera, ya bailaste con la más fea... Creo recordar, entre otras cosas, cuestiones de dudosa moral imperativa en lemas publicitarios, no sé hasta que punto la sociedad o el individuo se encuentre "fraccionado" (tanto en la acepción de "partido en pedazos" como en la de incompleto, si se me permite la expresión), dado que los mecanismos de comercialización (inclusive la la comercialización social-demócrata) están diseñados y pensados para funcionar en entidades fraccionadas y/o fraccionables, es decir, el ataque va sobre las personas con necesidades "personales" (valga la redundancia) específicas, por ejemplo "POR LOS QUE NO SE QUIEREN IR"... Puesto que tienes la necesidad de sentirte incluído en la bola, si se te ocurre ser de los que se quieren ir, ya quedaste del otro lado, ya quedaste partido, quedaste fraccionado, y eso no es "bueno" (así con comillas) ya que te deja con una sensación de falta completamente inventada... Será, supongo, cuando aceptemos nuestras faltas el momento en el que podamos desplegarnos como somos, si es que no nos quedamos cortos...

Ricardo Rodríguez dijo...

José Alberto: Claro, realmente algunos sistemas de ideas realmente han aportado grandes cosas a la humanidad, partiendo de personas que hicieron lo posible por vivir su ideología. Honestamente pienso que es, cuando menos, imposible vivir una ideología completamente y al pie de la letra, pero eso es precisamente lo que lo hace interesante, el ser humano siempre intenta, y en tanto intentemos ser benéficos para la humanidad, algo bueno ha de salir.

¡Saludos!