miércoles, 21 de agosto de 2013

Trascendencia


Perdí mis uñas, no me importó, sería mejor ya no poder rascarse hasta sangrar. Cuando comenzaron a caer cada uno de mis dedos, me dije que ya no habría forma de señalar al otro y continué. El pie derecho un día sin más, se quedó detrás de mí, al siguiente paso, el otro, ¡qué más da, ya no pisaré a nadie más! Cuando la piel se desgarró y la carne viva palpitaba fuera, pensé que experimentaba un dolor que pocos podrían jactarse de haber vivido, sonreí. Vi la descomposición de mi cuerpo en estado avanzado, a la vez que me observaba revivir en cada insecto, organismo y gusano que se alimentaba de mí. Quizá la trascendencia es falsa, un engaño racional, pero si fuese así, no se podría explicar porque esto lo piensa una flor que creció en el suelo en el cual hace tiempo un cuerpo se descompuso. 





No hay comentarios: