domingo, 26 de julio de 2009

Del amor a los libros


por José Vieyra Rodríguez


El mejor compañero ante la adversidad es un libro
Dicho popular

En la mente mantengo al comenzar este escrito, al menos un par de cuentos y novelas contemporáneas que giran alrededor del culto a los libros; La biblioteca de Babel de Jorge Luis Borges, Fin del mundo del fin de Julio Cortázar, son los cuentos; las novelas son El club Dumas de Arturo Pérez-Reverte y El nombre de la Rosa de Umberto Eco. Aunque la disparidad entre los argumentos de estos escritos distan de ser comparables, encontramos un elemento en común: el libro como significante elemental sobre el cual se estructuran las historias.

El mismo Borges escribió un ensayo con el nombre Del culto a los libros (1951), en el que expone una tesis cultural acerca de la veneración a los libros en la época actual, la cual, subraya, es una época de la palabra escrita, se ha socavado en su totalidad la palabra oral que antaño era suficiente para transmitir y enseñar.

Comúnmente, a los coleccionistas de libros se les llama bibliófilos. Etimológicamente se podría decir que son quienes aman a los libros, o mejor aún, los amantes de los libros. Me da a pensar el porqué cuando se refiere con la misma desinencia a los pedófilos (amantes de los niños) o los zoofílicos (amantes de los animales) contienen éstos un estatuto de condena moral, una ética psiquiátrica se impone ante tal terminología. Quizá aquí la psiquiatría parte de la referencia al hecho de que el objeto sexual son los niños o animales para llegar al fin de la relación: el orgasmo. Sin embargo, me pregunto si acaso nadie ha tomado un libro del Marqués de Sade para leerlo a la par de la masturbación, por poner un ejemplo clásico de la literatura erótica.

Las conjeturas e ideas anteriores, se desprendieron a partir de un hecho que viví el día de hoy; adquirí, en un establecimiento de libros usados, la Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino, es la versión original en latín, contiene 800 páginas y data del año 1889.

Una alegría me invadió durante gran parte del día, es una satisfacción, la cual se limita a saber y tener la certeza de la importancia que mantiene este libro para cualquier conocedor y versado en los temas de filosofía o teología. Lo anterior no reduce el carácter inservible de dicho libro, pues probablemente no lo leeré completo en mi vida, se reducirá a estar en mi biblioteca y quizá consultarlo en alguna ocasión, acaso practicar la traducción del latín al español con él. Aun así, es una de mis mejores adquisiciones.

Por supuesto, en algún otro momento he intervenido a favor de lo inservible, y recuerdo a Julio Cortázar escribir que hay que “luchar contra el pragmatismo y la horrible tendencia a la consecución de fines prácticos” (Pérdida y recuperación de pelo, 1962), pero esto no evita el autocuestionamiento del porqué un libro puede ser más venerado y preciado que un celular o una camisa de marca de moda, a lo único que puedo responder, que es acaso una forma de vincularse y abrirse camino hacia las redes sociales, pues al final la valoración de mi libro me incluye dentro de una red social (por reducida que ésta sea) la cual me soporta como sujeto, creando una identidad y a la vez individualidad, así sea por posesiones, aspecto que quizá dejó de lado Borges al pensar en el libro, pero no al tener su biblioteca y enorgullecerse de sus lecturas.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo amo el cine, y a mi gato.
Y como te comentaba hace un momento, aveces creo que ese tipo de amor (por ejemplo el que siento por una buena película) son amores de ego. Me gusta mucho tener una buena película, dificil de cnseguir y con un peculiar orgullo para mi misma decir "yo lo tengo y tú no".

¡para mi no hay cosa más satisfactoria!... bueno sí, pero aquí no entra.

¡Por cierto!, creo que también alguna vez te comente el gran ruido que me causa la palabra Pedofilo, pero no habia pensado en la Zoofilia, ahora también me causa ruido.

Au Revoir.

Selma "Catolina" DeLarge

José Alberto dijo...

Del amor a los libros y otros demonios, pienso tras leer este comentario.

Creo que el libro, aunque querido en nuestro pequeño círculo, ya no es el objeto venerado por transmitir lo que en épocas pasadas era cubierto por la tradición oral. El hombre ha evolucionado, he leído por ahí, y se ha convertido en un homo videns que prefiere que salga la película a leer el libro. Por eso mismo muchos recurren al porno audiovisual antes que tomar el libro del Marqués de Sade. Bibliófilo lo entiendo en el sentido del gusto o necesidad por hacerse de libros raros, no tanto en el del pervertido que se pone a leer y manos a la obra.

Creo que en gran parte la felicidad que se tiene al poseer un libros así es la de sentirse afortunado por la adquisición. Es como comprar el billete de lotería y que te salga el premio mayor. Claro que te sentirías afortunado, a una librería sueles ir a eso, a ver qué te encuentras, y si en una de esas te sacas el gordo, creo que hay motivos de sobra para sentirse feliz, aunque después nos demos cuenta del destino que tendrá el libro, el caso es que te lo has sacado.

Felicidades, nos seguimos leyendo.

Ricardo Rodríguez dijo...

Me parece muy divertida tu aproximación a lo inservible. Yo soy un amante de lo inservible, es decir, soy inserviblófilo: No entraste en la red social de los que tienen tal o cual libro, entraste en la red social de los inserviblófilos. Como miembro honorario, te felicito y te doy la bienvenida. PD: Luego que vayas a mi casa que es tuya vas a ver el resultado de largos años de acumular tonterías. ¡Saludos!

José Vieyra dijo...

Catolina: lo que me pregunto es qué tipo de amor no sería al "ego" o para decirlo en castellano, ¿qué amor no es al yo? Siempre se ama a uno mismo en otras cosas o personas.

Bena: me recuerda lo que dices del homo videns, que precisamente de las dos novelas que cité hay películas, una con el título de "La novena puerta" adaptación de "El Club Dumas", y "El nombre de la rosa", homónima de la película.

Richo: Creo que ya estaba en esa red de los amantes de lo inservible desde hace tiempo, tanto así que estudio filosofía sólo porque me gusta, ¡ve tú a saber si algún me "servirá" de algo!


Les agradezco a los tres por sus comentarios, lectores asiduos a mis escritos, en verdad se valora su tiempo de leer y comentar, ¡saludos a los tres y nos seguimos leyendo en nuestros respectivos blogs!

Anónimo dijo...

muchos de nadas, siempre es un placer.

¡es por eso que cada vez que me veo me amo tanto!, por favor no me acerquen a ningun río, mar... laguna... jajaja