jueves, 9 de octubre de 2008



Una problemática de la educación actual:
¿se puede educar diferente al educador?



por José Vieyra Rodríguez


"En la educación, ideales e idealistas
impiden la comprensión del presente...
Un ideal evidentemente, es una escapatoria muy barata.
La escuela que tiene ideales, o el maestro que los sigue,
es evidentemente incapaz de tratar con un niño"
KRISHNAMURTI


La educación es antropogénesis, no hay nada natural en ella, por lo que con el paso del tiempo es pertinente plantearse como una posible causa de muchos males a la educación que se brinda. Me refiero aquí, por supuesto, a la educación formal, aquella que recibimos en el aula, durante años frente a un maestro y con procesos y métodos ya establecidos.

Si bien son muchos quienes han cuestionado y puesto en la mira al sistema educativo, lo cierto es que no es posible hoy hacer un verdadero cambio en éste. Los vicios que existen son enormes, imposibles de remediar o eliminar, por lo que el sistema es ya un punto que podríamos dejar de lado, pues si bien pueden realizarse cambios, estos son pequeños y sólo tangibles en la propia función docente, realizables dentro del aula, con la relación propia que se da entre maestro-alumno y no como el conglomerado de reglas, procesos, métodos, convenciones y demás artilugios que son parte del gran sistema educativo.

Por ejemplo, son en estos tiempos cuando más se habla de problemas de conducta, no quiero decir que éstos no sean reales, efectivamente cada vez es más difícil que los alumnos presten atención y se interesen por lo temas revisados, pero también es cada vez más complicado que los alumnos acaten las órdenes del maestro por ser una figura de autoridad. El maestro ha caído como tal, es imposible levantarlo una vez más a esta posición, además que tampoco se desea, puesto que precisamente una crítica fundamental al sistema educativo tradicional es el autoritarismo del educador, entonces tenemos que plantearnos la pregunta de qué debemos hacer para responder ante el grito de los alumnos que piden un nuevo orden.

Siguiendo la idea que plantea Fernando Savater en su libro Política para Amador, el motivo de la rebeldía no es el simple hecho de no querer obedecer a nada ni a nadie, sino que lo que se pide son mejores razones para obedecer. Así pues, los ideales (imágenes acerca de lo que debieran ser los alumnos), además de los modos ya conocidos acerca de cómo poner un orden y educar no son ya funcionales.

Inventarse nuevos métodos es necesario, pero éstos tienen que adaptarse al sistema ya existente, el alumno ha cambiado, por lo que el docente tiene que hacerlo, pero si bien el alumno no es el mismo, la solución no estaría en el nivel de cambiar solamente la concepción de éste, como lo ha venido a hacer en parte la biopolítica educativa que piensa al alumno en la escuela como a un paciente en un hospital; puro organismo. Sino también en la forma de pensarse el propio docente, su función y su forma de enfrentar al nuevo educando que demanda mejores razones para obedecer, que no es ya el alumno pasivo pero tampoco el mejor crítico, sino que éste solamente pregunta, se alza ante la incertidumbre que le crea una educación hueca que parece no satisfacer sus preguntas.

Si la educación es creación del propio ser humano, entonces hay que buscar como posible solución a los problemas que enfrentamos en ésta, el cambio de la propia educación del educador, ¿quién educa al educador? ¿bajo qué criterios se hace? ¿quién está en la posición del saber para poder venir a re-educar (re-conducir, re-criar por su significado etimológico)?

Educar en la actividad, la subjetividad y el respeto a la particularidad, sin ideales (moldes) sin leyes, es una apuesta a educar diferente al educador, ¿quién lo hará?

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