Fue niño y voy en jeep
por José Vieyra Rodríguez
Siguiendo nuestra propuesta, que inició hace poco más de un año, de analizar algunos anuncios comerciales emitidos en televisión para intentar encontrar la forma en que funcionan, además de tomarlos como medios de enseñanza de la cultura. Ahora presentamos un anuncio clásico dentro de la gran campaña publicitaria a la que ya habíamos tenido oportunidad de referirnos en el artículo Tecate ¿por mí?
Nos vuelve la idea de revisar esta publicidad, al encontrarnos hace poco con un letrero hecho en el vidrio de un jeep, el cual reza al igual que nuestro artículo “Fue niño y voy en jeep”. El jeep al cual nos referimos, es importante mencionar que se encuentra en condiciones desfavorables como para pensar ostentar de manera muy presuntuosa el hecho de poseerlo, sin embargo, el dueño del vehículo no se avergüenza en lo absoluto de su posesión, por el contrario ahora se encuentra doblemente orgulloso al haber tenido un hijo varón.
Este pequeño letrero leído en el vidrio trasero de ese viejo y descuidado jeep, nos remitió inmediatamente al conocido anuncio de la cerveza Tecate, aquí lo presentamos.
Procedamos con cautela en el análisis de este comercial, así como en el del letrero encontrado en el viejo jeep.
Consideremos para comenzar que las interpretaciones más directas y evidentes, si bien no siempre están equivocadas, tampoco son del todo completas. Por ejemplo, es sencillo ver en el video el pensamiento machista operando, fácilmente caemos en cuenta que se quiere un bebé por ser hombre, designando esta palabra exclusivamente para el sexo anatómico masculino, y vemos como otorga el nacimiento del varón una mayor dicha para el padre, por lo que, feministas aparte, todos estaríamos de acuerdo con que es una clara muestra del pensamiento machista, esa vieja herencia que parece imposible rechazar. En el letrero a que hicimos referencia desde el título mismo de este artículo, podemos encontrar el mismo pensamiento; el padre está orgulloso de su paternidad, especialmente por el hecho de que su cría sea varón, además remarca la visión machista al conjuntar su alegría de ser padre de un niño, con el hecho de viajar en un auto considerado un vehículo para intrépidos hombres aventureros, etc.
Hasta aquí este ejercicio intelectual no da más que respuestas dadas de antemano, críticas reiteradas hasta el hartazgo que se tornan fofas ante la sociedad. Por lo que intentemos tomar sólo como inicio estas visiones y vayamos más al fondo del asunto.
En primer momento consideremos que el “ser hombre” no está dado por la anatomía, es decir, no se nace hombre, sino que se llega a estar en esa posición en tanto se entre en relación con los demás y se llegue a aceptar, psíquicamente hablando, las funciones del varón en la sociedad. Esto no está fuera del comercial, analicemos para comenzar los escenarios para entender esto; en primer lugar aparece un hombre abriendo una ventana gritando “¡es hombre!”; el edificio del cual aparece es totalmente irreconocible, bien pueden ser departamentos o incluso las ventanas de un viejo edificio de oficinas, o ¿porqué no?, un hospital (es el momento del nacimiento, se llega a un mundo básicamente irreconocible). El grito no va dirigido a alguien en especial, incluso parece en un segundo escenario no tener nadie quien lo reciba puesto que únicamente puede observarse una hoja de periódico volando en una calle vacía. Pero con forme pasan las escenas se comienza a observar una mayor claridad de escenarios en que las funciones de hombres son predominantes, desde una oficina, un baño, y después se intensificará la visión de las funciones cuando aparece alguien gritando desde lo alto de una construcción, continúa en un billar y terminará en un bar repleto de hombres, todos celebrando y con un voz en off que nos dice “por lo que se emocionan con la llegada de un nuevo amigo”. A lo largo del comercial lo único que podemos observar es que ser hombre lo determinan las funciones que se desempeñan en la sociedad, por lo que el hecho de haber nacido varón es motivo, pero no es suficiente para ser condición.
El letrero del jeep contiene los mismos elementos: el que haya sido niño y el padre viaje en un auto por él considerado como digno de enorgullecerse, nos muestra que claramente no es tener un niño y un jeep lo que lo hace estar contento, sino la forma en que se posicionó ante este hecho. Recordemos que el jeep es un viejo modelo y en malas condiciones, es decir, verdaderamente no parece tener motivos para estar orgulloso de su automóvil, pero él valora su posesión por la función que cree desempeñar con él. Esta última frase la podemos inmediatamente transpolar a la valoración que se da al hecho de poseer un pene como sexo anatómico, no es que el pene por sí mismo tenga un valor, sino lo importante radica en la posición que me da (que adopto en función de los demás).
La idea expuesta en el párrafo anterior es la misma que desarrolla el psicoanálisis desde sus inicios, al hablar Freud de “envidia del pene” o “angustia de castración” en la cría humana, lo que está en juego en el psiquismo de ambos, no es el pene en sí mismo, sino la función que se le ha asignado a dicho órgano, por lo mismo Lacan para intentar aclarar esto, designa al falo como aquello a que se aspira tener, puesto que el mismo falo es el que me significará para los demás, recordemos junto con el psicoanalista Roland Chemama que el falo es el “símbolo de la libido para los dos sexos; significante que designa el conjunto de los efectos del significante sobre el sujeto y, en particular, la pérdida ligada a la captura de la sexualidad en el lenguaje”. Importante entender estas ideas, el falo es para ambos sexos y la pérdida está ligada a la captura de la sexualidad en el lenguaje, pues cuando se llega al mundo, el infante no tiene sexualidad, pero al introducirse el lenguaje, éste se la designará, pero a la vez se crea una brecha entre biología y psiquismo. Esto nos otorga varios elementos dignos de pensar, comenzando por echar abajo una supuesta esencia de hombre y mujer, aquí lo importante será en qué lugar se inscribe el sujeto (en falta).
Retomando nuestro interés, consideramos que tanto el comercial como el anuncio del jeep, lo que nos muestran claramente es la necesidad del hombre de posicionarse y darse un referente en torno a los demás, a partir de poseer un elemento, el cuál precisamente da una supuesta posición. El hombre lo que busca es colmar la falta constitutiva a través del fantasma, es decir, “la relación que mantiene el sujeto dividido con el objeto causa del deseo”.
Terminemos por mencionar además, que lejos de parecer un elogio al machismo más puro, encontramos una clara inclinación hacia el amor homosexual, los hombres no se emocionan por la llegada de otra mujer, sino por la de un nuevo amigo, que como ya nos enseñó Freud, la amistad entre hombres es pulsión sexual de meta inhibida, pero al final del camino, sexual.
Concluyendo aquí, pensemos que tanto el anuncio como el dueño del jeep, lo que nos evidencian no es el machismo del hombre, sino la propia condición del hombre, que si dejáramos fuera, volvería en otro lugar. Entendamos pues, que para los publicistas de la cerveza, el hombre podrá advenir como tal al desempeñar ciertas funciones sociales, pero reservémonos el pronóstico de negatividad en ello, además de tomar en cuenta que el elogio a ser hombre anatómicamente hablando, no es pos sí mismo reprobable, tendríamos que detenernos a conocer la particularidad del caso, además del propio lugar que ocupará este hecho biológico en el psiquismo del infante.